6. Usa la tecnología, incluso la Internet, para producir y publicar escritos e interactuar y colaborar con otros.

Si te llamas Emily Dickinson y vives sola en la casa familiar, solo vistes de blanco y garabateas rimas sobre la muerte que se pueden cantar al son de La Isla de Gilligan, entonces puede que no sea grave si arrumbas todos tus escritos en un cajón del escritorio. Pero para el resto de nosotros es importante compartir lo que escribimos (y no contar con que Lavinia, nuestra hermana, publique lo que hemos escrito cuando nos hayamos ido a redactar al más allá).

Usar la tecnología para producir y publicar escritos es algo que probablemente ya hagas. (Levanten la mano los que siguen escribiendo en cursiva con un bolígrafo y papel. Los bromistas pueden bajar la mano, ya sabemos que mienten). Aunque quizás algunos lamentemos la muerte de la caligrafía, todos aprovechamos el hecho de vivir en una sociedad en la que se teclea. Cada vez que escribes un ensayo y presionas la tecla mágica de imprimir, publicar tu actualización de perfil o hacer un comentario en tu blog preferido, estás produciendo y publicando un escrito usando la tecnología.

La ventaja de vivir en un mundo interconectado es que los escritores ya no son unos individuos raros y solitarios (perdóname, Emily D.), sino parte de una conversación continua. Eso significa que puedes usar la tecnología, como la Internet, para publicar un artículo sobre la inmortal Señorita Dickinson, invitar a que algunos de sus más grandes admiradores añadan sus comentarios y ajustar y cambiar tu artículo a medida que los vas recibiendo. Es cierto que la Internet permite comentarios de todo tipo de utilidad, desde la persona que señala con toda razón que te equivocaste por un día en la fecha de nacimiento de Emily hasta el chistosito que quiere asegurarse de que sepas que "r-Es t0nto!" Pero poder usar la tecnología para colaborar en proyectos hace que valga la pena leer una que otra necedad desagradable.

Lo más probable es que este estándar ya lo realices de manera admirable en la vida real. El truco está en reconocer que la capacidad de usar la tecnología, como la Internet, te puede ayudar a ser un mejor escritor, más colaborador y con trabajo publicado.